Tras acabar el discurso, el conferenciante invitó a que el público interviniera con preguntas. La primera fue formulada por una anciana, elegantemente trajeada, sentada en la primera fila: «Gracias. Quisiera saber si es lo mismo un zombi que un muerto viviente». Antes de responder, el conferenciante sonrió, tal que la cuestión se la hubieran planteado con frecuencia: «Dentro de la tipología de estos seres, hay que hacer diferenciaciones: un zombi es un muerto viviente; pero este no es un zombi, pues no ha revivido gracias a la magia del vudú, sino por otros conceptos diversos: una contaminación, alguna radiación proveniente del espacio exterior, u otros factores. Tampoco hay que confundirlo con un infectado, ya que este sigue vivo». «¿Y es cierto eso de que los muertos vivientes no hablan y solo emiten sonidos guturales?» quiso saber un hombrecillo sentado en la tercera fila. La contundente respuesta los dejó a todos con la boca abierta: «En absoluto. Ya dije que existe una importante variedad y evoluciones. Me tienen a mí como ejemplo: resucité hace más de cinco años y aquí estoy teorizando ante un centenar de personas vivas».