Que levanten la mano las personas nacidas a partir de los 70 que se casaron y no han quemado las fotos de aquel maravilloso día.

Y es que “ya no aguantamos nada”, y lo dice uno que puede contar las bodas a las que asistió por cientos, algunas de ellas con uno de los contrayentes repetidos.

Las bodas ya no son lo que eran, una boda era una alegría para amigos y familiares, ahora, yo el primero, se hacen apuestas de “cuánto durarán”. Si fuese cierto aquello de “hasta que la muerte nos separe” no habría lugar en el camposanto, estaría mejor que la iglesia se actualizara, aunque fuese una vez al siglo y podrían decir “hasta que el Tinder nos separe”, porque ya lo de “prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, todos los días de mi vida” está sobrevalorado. Antes se aguantaba todo y hoy no se aguanta nada. Antes, con 50 años nuestros padres eran señores mayores y ahora queremos ser niñatos resistiéndonos a envejecer a base de running, botox o filtros en las fotos en el mejor de los casos.

Los recién divorciados son una especie fácilmente reconocible, pueden ir en manada (antes o después de las clases de bachata) o en solitario, pidiendo su copa en vaso de tubo y sólo con un hielo (pensando que le van a echar más alcohol). Ellos, con su camisa de los domingos, aquellos domingos de los 90 que se la compró su ex, pero le costó 8.000 pesetas en Cardona, ellas con mirada felina mostrando lo que valen, pero en definitiva los dos géneros buscando lo mismo, volver a engancharse a alguien que es de lo que huían pensando que cualquier tiempo pasado fue peor sin percatarse de que lo que desean es volver a estar atad@s con otras personas. Comienzan a salir como si tuviesen 20 años, llamando a sus amigos, los que hace 20 años salían a diario, pero ellos también cambiaron y es que la vida sigue y volver atrás, además de complicado, en la mayoría de las ocasiones es bastante ridículo.

La vida es muy corta como para pasarla amargados con quien no queremos, pero también es muy bonita como para buscar lo bueno de lo que tenemos y convencernos de que si un día decidimos pasarla con alguien… por algo sería. No esperes ese abrazo, regálalo tu porque #lavidasonratitos.